Hoy, era nuestro último día en Londres y teníamos dos opciones:
Hacer una excursión de un día a las prestigiosas universidades de Oxford o Cambrigde
O pasear tranquilamente y no dejar ni un solo rincón de la ciudad sin ver.
¿Adivináis cuál fue nuestra elección?
Frente a lo que muchos estoy segura que habéis pensado, decidimos quedarnos en Londres, visitar esos lugares pendientes y repetir aquellos que más nos habían gustado. Queríamos disfrutar de la ciudad, callejear por sus calles, sin rumbo, perdernos, en definitiva eso, disfrutar.
Y que mejor manera de empezar el día que tomando un típico English Breakfast. El cual a pesar de su exagerado precio (28 libras dos personas) no nos llenó tanto como era de esperar.
El lugar escogido, fue una cafetería «muy mona» (bueno más bien un poco «repipi») que estaba cerca de la parada de metro de Gloucester Road.
A continuación, nos dirigimos hacia la parada de metro de Victoria, había amanecido un día radiante y había que coger buen sitio para ver el cambio de guardia de Buckingham Palace, el cual durante el invierno tiene lugar todos los días impares, si la climatología lo permite, a las 11:30.
Que cuál es mi opinión,¿merece la pena estar durante una hora esperando mientras tus pies y manos se congelan? Rotundamente NO.
A nosotros nos pareció una tomadura de pelo, un acto preparado para los turistas pardillos que visitan la ciudad, como nosotros.
Sobre todo cuando la banda de música de Palacio se puso a tocar temas tan conocidos como canciones de Bruno Mars.
Cuando terminó el «show», eran ya cerca de la 13:30. Cambiamos algunas libras en la oficina de cambio junto a la boca de metro de Victoria (la cual, sorprendentemente, era la mejor de todo Londres) y nos fuimos a callejear…
Nuestros pasos nos llevaron hacia Piccadilly Circus (bueno más bien el metro, pues hay un trecho desde Buckingham Palace hasta aquí como para venir andando)
Y como ya teníamos hambre recurrimos al McDonalds. Había encontrado en uno de los periódicos gratuitos del metro un cupón por el que el menú nos salía 2,99 libras y, dado que la mayoría de la comida que habíamos probado nos había parecido una basura, por lo menos hoy comeríamos igualmente basura, pero más barata.
Y que se puede hacer por Piccadilly Circus…pues ir de tiendas y fue lo que hicimos hasta aburrirnos (Convent Garden, Oxford…)
Nuestras dos últimas visitas antes de irnos al hostel fueron Winter Wonderland (donde disfrutamos muchísimo gracias a Josep y su «Macarena») y el Museo de Historia Natural.
Está bien pasar un día así, tranquilos.
Al día siguiente a las 10:15 cogimos el bus hacia el aeropuerto, decíamos ya «Bye, bye London»
Esperamos que os resulte útil este diario viajero a todos los que os animéis a visitar Londres estas navidades. Sin duda, será una buena opción.
Hasta la semana que viene viajeros.