¿Que haríamos sin las escapadas? Esas pequeñas salidas que nos ayudan a sobrellevar mejor la rutina y la espera hacía un gran viaje…buff , nosotros no nos lo podemos ni imaginar ¿Y vosotros?
Sin duda, lo mejor de estos pequeños viajes son los tesoros cercanos que estamos descubriendo.
Nuestra «mini» escapada (sólo tenemos día y medio libre cada 7 días) empezó visitando el Parque Temático del Mudéjar de Olmedo (provincia de Valladolid)
Aunque la entrada nos pareció un pelín cara (4.5€ por barba) hay que reconocer que las réplicas están muy bien hechas y que las que tienen tamaño suficiente para poder entrar y subir son lo más; tanto para los más peques de la casa como para los que no lo somos tanto (como es nuestro caso, que ya tenemos 34…)
Yo me sentía como Alicia en el País de las Maravillas.
Siguiente parada: El castillo de Coca (Segovia)
Su exterior está perfectamente conservado o, mejor dicho, restaurado. Y aunque se puede visitar prácticamente en su totalidad de forma gratuita os recomendamos pagar los 2.70€ y subir a su torre del homenaje, donde podréis conocer un poco más de su historia y como era la decoración de su interior (sin duda, una pena que no se conserven más restos de sus pinturas y azulejos, pues debía ser espectacular) Nosotros lo que más echamos en falta es que la visita no fuese guiada…
Gracias a los aperitivos Grefusa y a una promoción que tenían en sus bolsas de Mister Corn nuestra escapada por tierras castellanas nos llevó hasta San Miguel de Bruney. En concreto a Canoas Aventura, para hacer piragüismo en el Duratón (18€ por persona 3h, aunque gracias a la promo tuvimos un 2X1)
Tras la actividad, por recomendación del propio personal del centro, super amable y atento, nos dirigimos hacia Carrascal del Río. En concreto, a su área recreativa. Un lugar perfecto donde comer cómodamente a la sombra.
Y aquí llegamos, al lugar que no debéis perderos si visitáis la zona: El mirador y la Ermita de San Frutos (no nos extraña que aquí San Frutos, junto con sus hermanos, decidiese retirarse a este lugar) Las vistas de las Hoces son impresionantes, llegando a dar incluso algo de vértigo en algunos puntos y si a esto le sumamos decenas de buitres volando sobre tú cabeza… INCREÍBLE.
Llegar tanto al mirador como a la Ermita es muy fácil, ya que hay un parking perfectamente acondicionado a pocos metros del mirador. Para la Ermita hay que andar un poco más pero es un camino fácil, ancho y sin la más mínima dificultad.
¿Os animáis a visitar la zona? Espero que sí, porque la verdad es que merece la pena.
Hasta la próxima semana viajeros.