Flores: El «Jurassic Park Indonesio (Parte II)

¿Alguien por ahí con ganas de saber cómo continúo nuestra aventura por la desconocida isla Flores?

Aquí tenéis ya la segunda parte de  nuestro recorrido…

La siguiente parada “Blue Stone Beach”, que como su propio nombre indica es, o más bien era, una playa repleta de piedras de color azul. Y digo era, porque los lugareños se dedican a recogerlas para venderlas como souvenir a los turistas y, son tan concienzudos en su trabajo que en la playa ya apenas quedan piedras… Actividad que nos pareció un poco desafortunada y contraproducente para su futuro…

BLUE STONE

Mientras nosotros paseábamos por la playa y hacíamos más de una foto, Agus nos preparó una apetitosa sorpresa. No cuento más, ni pongo ninguna foto para no chafar la sorpresa a aquellos que tal vez decidáis recorrer esta bonita isla con él.

Son muchas las horas que pasas en el coche, no hay “puntos concretos de interés”, edificios o monumentos que visitar; sólo un paisaje que te rodea y que no te deja de maravillar, y te obliga a parar para intentar, sin éxito, lograr una fotografía que plasme su belleza. Pero, sin ningún tipo de duda, merece la pena.

FLORES GENTE

Este día hicimos noche en Bajawa. Agus nos llevó al Marcelino Homestay, ya que nosotros está vez no teníamos reserva en ningún sitio. La habitación estaba bien, limpia, amplia y el desayuno rico. La mayor pega para mí, fue el baño…digamos que no invitaba a ducharte y no había lavabo donde poder lavarte la cara o los dientes. Pero, para una noche más que suficiente.

Día 7: Alrededores de Bajawa-Ruteng
Cerca de la localidad de Bajawa, se encuentran los pueblos tradicionales de Luba y Bena. Los cuales se encuentran muy próximos el uno del otro y se pueden visitar por un pequeño donativo (IDR 10.000 aproximadamente o, lo que cada uno considere oportuno).

LUBA Y BENA

Lo mejor, tras visitar estos dos pueblos, un bañito en las “air panas soa” (aguas termales). Se trata de un paraje totalmente natural, en el que gracias a la confluencia de dos ríos, uno de agua fría y otro de agua prácticamente hirviendo, hace posible el baño. Cuidado con meter el pie en el río de agua caliente… al principio, los primeros 2 segundos, puede que no lo notes, pero…hierve…

Comimos en las propias aguas termales y fue justo cuando ya nos íbamos cuando empezó a llegar más gente

Debido al retraso que sufrimos con el desayuno no pudimos parar a ver el Lago Ranamese. Pero durante el trayecto, sí que pudimos observar como el paisaje empezaba a cambiar y hacían acto de presencia los arrozales.

También, tuvimos la suerte de ver una curiosa celebración, en la que los hombres del pueblo se enfrentan entre sí, con el fin de demostrar quien era el más fuerte.

MONTAJE DANZA

Esa noche dormimos en Ruteng. Un pueblo a la orilla de la carretera de Flores que poco o nada tiene de llamativo.

Nos alojamos en el Rima Hotel, ya que la hora que era y que queríamos ir a cenar, el convento Kongregrasi Santa Maria Berdukacita no era una buena opción, cierra sus puertas a las 21h.
Cenamos en el Rumah Makan Simpang Andalas, recomendado por la Lonely Planet. No cenamos mal, pero tampoco nada del otro mundo. Pedimos unas gambas, un poco picantes pero sabrosas, algo en tempura que nos llamó la atención y, por supuesto, todo acompañado de arroz blanco cocido…(en Indonesia no creo que utilices Fortasec… Guiño )

Para llegar a este local comprobamos por primera vez la amabilidad de la gente indonesia. Preguntamos a un chico que salía de otro warung para coger su moto, dónde estaba el local y nos acercó él mismo en su moto. Eso sí, a cada uno por separado. Tras la cena, a intentar descansar porque al día siguiente de nuevo debíamos madrugar para llegar hasta Denge, pueblo en el que comienza la ascensión al poblado de Wae Rebo.

Día 8: Ruteng-Denge-Wae Rebo
De nuevo, un día más, madrugamos para emprender nuestro camino a Wae Rebo.

WAE REBO PRINCIPAL

Sin duda, lo mejor de este pueblo manggarai, no es su excelente grado de conservación ni sus curiosas construcciones, es, su ubicación. Se trata de un lugar mágico, increíble, perdido… Un lugar que se ha de visitar y respirar su paz, tranquilidad, su desconexión…

Pero llegar hasta allí no es tan fácil…

Tras más de 3 horas en coche, por una carretera que se asemejaba más a un camino y, que debido a las lluvias de los días anteriores estaba llena de baches, barro y “piscinas naturales”… llegamos al punto donde comienza la ascensión a este poblado, en el Homestay del señor Blasius; quien muy amablemente te informa de las tarifas.

En algunos blogs, leí que era obligatorio subir con un guía, sin embargo, nosotros y, más gente con la que coincidimos, subimos solos.

La ascensión, desde mi punto de vista, es bastante más sencilla de lo que se describe en la Lonely Planet, en la dicen algo así como “es una espléndida, pero ardua excursión de 4h…” En lo de espléndida, estoy totalmente de acuerdo, y el único inconveniente que yo le vi fue el calor…nunca en mi vida he sudado tanto como en Indonesia y, este día en concreto. A pesar de que el camino asciende en su mayor parte entre la sobra de una densa vegetación, es tal el calor y la humedad que se hace insoportable. Por ello, os aconsejo que os aprovisionéis de agua, os hará falta.

CAMINO WAE REBO

Tras aproximadamente 2h y 15 minutos (con descanso incluido) llegamos a una pequeña caseta de madera, desde la cual contemplamos por primera vez Wae Rebo. En ella, hay una pequeña “campana” que has de tocar para avisar al poblado de que un visitante se acerca.

Apenas 5 minutos más caminando llegamos al que esa noche sería nuestro hogar.

Un chico joven acudió a nuestro encuentro y nos condujo hasta una de las construcciones con techo cónico de paja que conforman el poblado. En su interior, nos esperaba un hombre bastante mayor y otro turista. Tras unas palabras de bienvenida, o eso interpretamos nosotros pues no entendíamos absolutamente nada, el anciano se presentó, nos preguntó nuestros nombres y nacionalidad y nos pidió el donativo (unos IDR 20.000 por persona). Tras esta breve “ceremonia” nos dirigimos con el chico joven a otra de las cabañas, la que sería nuestra casa, junto con 36 turistas indonesios más. El chico joven, quien sí hablaba inglés, nos ofreció un té mientras nos explicaba un poco todo. Después firmamos en un libro de visitas y nos extendió el recibo con el importe que debíamos pagar por persona por pernoctar y pensión completa (IDR 325.000). Una vez terminados los trámites más formales nos sirvieron la comida, que como no podía ser de otro modo era arroz blanco… Tras comer y colocar nuestras cosas en una de las esterillas de paja que se extendían alrededor de la construcción y que sería nuestra cama, cogimos nuestra cámara y comenzamos hacer fotos, según nos dijeron teníamos vía libra para fotografiar todo lo que quisiéramos… Al salir de la cabaña, comprobamos que el poblado había cobrado vida y una veintena de niños jugaban al fútbol, varias mujeres extendían o molían los granos de café, varios hombres charlaban relajadamente…

ACT WAE REBO

Sin apenas darnos cuenta, llegaron el resto de visitantes y llego la hora de la cena. Ahí, descubrimos que de los 36 turistas, tan sólo 3 (nosotros dos y otro chico Lituano) éramos extranjeros, el resto eran indonesios.

Durante la tarde, densas nubes cubrieron el poblado, lo que le dotó de un halo aún más mágico si cabe, y al anochecer comenzó a llover. Lo que nos impidió contemplar, seguro, un bonito cielo estrellado.
Sobre las 22:00 de la noche nos acostamos. Estábamos reventados y a pesar de que el resto de turistas continuaron la fiesta, nosotros, gracias a nuestro antifaz del avión y a los tapones, nos dormimos en seguida. Queríamos levantarnos a ver el amanecer… y lo hicimos…pero no mereció la pena.

Día 9: Wae Rebo-Labuan Bajo

Antes de las 8 nos sirvieron el desayuno, que por si os lo preguntabais sí, fue arroz, igual que la comida y la cena de la noche anterior…

Tras desayunar recogimos nuestras cosas y comenzamos a bajar. El camino de vuelta fue bastante más placentero que el día anterior, no sólo porque era bajada, sino porque era más temprano y la sensación de calor no eran tan agobiante.

Al final del camino, ahí estaba Agus terminando de limpiar el coche, pues tras el viaje del día anterior se había llenado de barro; lo curioso es que de nuevo ese día nuestro recorrido volvía a pasar por el mismo sitio…

No me quedó muy claro porqué no pudimos ver uno de los campos de arroz más famosos de Flores, los Cancar Spider. Pero el hecho es que no los vimos… únicamente paramos para comer en un pequeño local de carretera, donde el hermano de Agus ya se despidió de nosotros y, en un mirador desde el que se observaba todo Labuan Bajo y su puerto. Sobre las 5 de la tarde llegamos a Golo Hill Top, nuestro alojamiento y última parada en Flores. En el hotel pagamos a Agus la mitad del dinero, la otra mitad se la dimos el primer día en Moni, y nos despedimos de él.

De nuevo, solos ante el “peligro”

Sin apenas tiempo de disfrutar de nuestra habitación, como ya os he dicho la mejor de todo el viaje, más que para darnos una ducha rápida y cambiarnos de ropa; nos dirigimos hacia el pueblo para contratar nuestra excursión para ver los Dragones de Komodo al día siguiente.

Afortunadamente, en nuestra bajada nos encontramos con un amable conductor que se ofreció acercarnos hasta la oficina de Komodo Paradise Tour, un poco alejada de nuestro alojamiento, en concreto al final de la única calle del pueblo y justo en el extremo contrario que nosotros (Que conste que en mi vida me he montado en el coche de ningún desconocido y no creo que lo vuelva hacer, en este viaje he cumplido para el resto de mi vida…)

Antes de ir a la oficina de Vincens, con él cual ya había hablado y regateado por email un precio desde España, preguntamos en dos oficinas más, cuyos precios eran más elevados y no se mostraban dispuestos a negociar. Así que fuimos sin más donde Vincens y le dije que había estado hablando con él por email para una excursión y que el precio que me había dado era IDR300.000. No sé si recordaba mis emails o simplemente le pareció correcto, pues en menos de 5 minutos ya habíamos cerrado nuestra excursión para el día siguiente.

Por la noche, quisimos ir a cenar a un local que recomendaba la Lonely Planet, Aneka Baru, pero se encontraba cerrado. Por lo que terminamos cenando en los puestos del puerto. Tú eliges el pescado y te lo cocinan al momento. Nos gustó mucho, tanto que al día siguiente repetimos.

Día 10: Labuan Bajo: Dragones de Komodo y snorkel

En varios momentos, a lo largo de todas nuestras vacaciones, me pregunto si realmente lo son… «¿todo el mundo madruga tanto?»

A las 7.30 teníamos que estar en la oficina de Vincens, lo cual implicaba levantarnos por lo menos una hora u hora y media antes… pues como ya sabéis estaba justo en la otra punta del pueblo.

A las 7.30 en punto llegamos y, Vincens ya nos estaba esperando. Sin más dilación nos llevo a nuestro barco donde ya estaban nuestros compañeros de viaje: María y Javi. Una joven pareja de españoles amantes del buceo y del snorkel con los que en seguida congeniamos.

HACIA KOMODO
El barco era… una pequeña y vieja embarcación de madera con un motor muy rudimentario. Nos acompañaban el capitán, su hijo y un estudiante en prácticas. No me quedó muy claro de que eran sus prácticas, pues ni ayudaba al capitán ni entendía ni hablaba inglés…

La primera parada, tras algo más de una hora de viaje, fue la isla de Rinca. Allí nos esperaban los Dragones de Komodo, y digo esperaban porque, a pesar de que lo primero que te dicen es que no te garantizan que puedas ver ningún dragón, nada más entrar en el Parque un dragón con claros síntomas de obesidad te recibe bajo la caseta de los guardas. Dos pasos más adelante, en otra caseta, vimos a dos dragones en pleno «acto»(parece ser que julio es la época del apareamiento). Y nuevamente estuvimos de suerte, cuando pudimos ver a otros 2 dragones comiendo a un búfalo que habían matado justo 2 días antes.

KOMODO

Creo que no hace falta que os diga que no me gustó mucho la visita al Parque de Komodo, aún así, creo que es algo no te puedes perder ya que viajas hasta allí, pues en ninguna otra parte del mundo puedes ver a estos «feos» y nada tiernos “animalitos”.

Cerca de la isla de Rinca, está la isla de Tempe, donde paramos a comer y hacer snorkel. Era la primera vez en nuestra vida que hacíamos snorkel y, nos encantó. El coral tenía unos colores increíbles, azueles, amarillos eléctricos…estrellas de mar gigantes, peces pequeños pero cargados de color…una pasada.

TEMPE
Nuestra última parada antes de volver a Labuan Bajo fue la isla de Kelor, donde de nuevo intentamos hacer snorkel pero pequeños peces “asesinos” nos lo impidieron. Aún así la isla nos encantó pues en la otra orilla había una preciosa playa de arena blanca y aguas cristalinas.

KELER

Con nuestros compañeros, Javier y María congeniamos bastante bien y quedamos para cenar los cuatro juntos en el puerto esa noche.

Antes de la cena, nos dio tiempo a disfrutar de una preciosa puesta de sol desde la piscina del hotel, algo altamente recomendable si os alojáis en el Golo Hill Top.

golo piscina

Hasta aquí nuestro recorrido por esta isla. Espero que os haya gustado y os anime a visitarla, pues merece y, mucho la pena.

Ya sabéis que tenéis toda la info sobre nuestro conductor, alojamientos…y todo lo necesitáis saber para organizar a medida vuestro itinerario en Información Flores al completo

Hasta la próxima semana viajeros.

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